domingo, 19 de agosto de 2018

Encuesta

Encuesta
Enlace de encuesta

Unidad 3

Actividad 2. Encuesta

  1. ¿Usted cree que su condición de vida es buena? Si/No
  2. ¿Considera justo el pago por su trabajo y producto? Si/No
  3. ¿Considera que las mujeres tienen algún reconocimiento por esta labor? Si/No
  4. ¿Cuáles son las necesidades más urgentes para usted?
  5. ¿Considera que las caficultoras de la sierra de Zongolica conocen y ejercen sus derechos? Si/No
  6. ¿Cuáles cree que son las necesidades más urgentes para su comunidad?
  7. ¿Considera que el café veracruzano es de alta calidad? Si/No
  8. ¿Le gustaría aprender nuevas cosas? Si/No
  9. ¿Lee gustaría compartir ese aprendizaje con personas de su comunidad? Si/No
  10. Si no cosechara café ¿de qué vivirían usted y su familia?
Reaultados

https://cynthiaaguilar.typeform.com/report/fPTadv/PQCVFmSVAXcFZyrx



Reto

Pamela y sus tres amigos se van a reunir el sábado en la noche para cenar. Cada uno hará un platillo (Rodríguez, también) Determina el nombre completo de cada uno de los comensales, así como el tipo de comida que preparará (uno de los muchachos que irán cocinará ravioles).
1. Fernando no llevará el estofado.
2. Como la Señorita Barrios está a dieta, le dijo a Vargas que sólo podrá comer el platillo que ella misma preparará.
3. Tina le pidió a la persona que preparará la ensalada que la hiciera de vegetales crudos porque le encantan.
4. Diego y Ríos piensan que como la chica que va a cocinar el estofado es muy delgada, será la única que podrá disfrutar libremente de todos los platillos.
5. Rodríguez, que hará el pastel, le preguntó a Fernando y a Tina de qué sabor lo preferían.

1.- Pamela y sus 3 amigos se van a reunir el sábado en la noche para cenar. Cada uno hará un platillo Rodríguez también.
DATOS: Dos personas identificadas: Pamela, Rodríguez, de un total de 4.
2.- Determina el nombre completo de cada uno de los comensales, así como el tipo de comida que prepararán y uno cocinara ravioles
DATOS:
4 personas
1 nombre (Pamela)
1 apellido (Rodríguez)
1 platillo (Ravioles)
3.- Fernando no cocinara estofado
DATOS:
4 personas
2 nombre (Pamela, Fernando)
1 apellido (Rodríguez)
2 platillos (Ravioles, estofado)
4.- Como la señorita Barrios está a dieta le dijo a Vargas que solo podrá comer el platillo que ella misma preparará
DATOS:
4 personas
2 nombres  (Pamela, Fernando)
2 apellidos (Rodríguez, Vargas)
2 platillos (Ravioles, estofado)
5.- Tina le pidió a la persona que preparará la ensalada que la hiciera de vegetales crudos porque le encantan
DATOS:
4 personas
3 nombres  (Pamela, Fernando, Tina)
3 apellido (Rodríguez, Vargas, Barrios)
3 platillos (Ravioles, estofado, ensalada)
6- Diego y Ríos piensan que como la chica que va a preparar el estofado es muy delgada, será la única que disfrutará los platillos
DATOS
4 personas
4 nombres  (Pamela, Fernando, Tina, Diego)
4 apellido (Rodríguez, Vargas, Ríos, Barrios)
3 platillos (Ravioles, estofado, ensalada)
7. Rodríguez que hará el pastel, le pregunto a Fernando y a Tina que de que sabor lo querían
DATOS
4 personas
4 nombres  (Pamela, Fernando, Tina, Diego)
4 apellido (Rodríguez, Vargas, Ríos, Barrios)
3 platillos (Ravioles, estofado, ensalada, pastel)


Nombre
Apellido
Platillo
Pamela
Barrios
Ensalada
Tina
Vargas
Estofado
Fernando
Ríos
Ravioles
Diego
Rodríguez
Pastel

viernes, 10 de agosto de 2018

Planeación y aplicación de entrevista


a)      Entrevista uno a uno comunidad.

La medición de una comunidad (barrio, etc.) local, aglutina conocimientos sobre la comunidad, sobre las relaciones y condiciones de la vida de ciertos grupos (categorías) en un entorno específico.

a) La historia de la Comunidad (barrio)
1)      ¿Cuándo se comenzó a habitar la comunidad y por qué?
2)      ¿Qué instituciones, organizaciones existían en ese entonces?
3)      ¿Cuánto cuesta un alquiler?
4)      ¿Qué dice la gente sobre la comunidad?
b) La composición física de la Comunidad (barrio)
1)      Las medidas de la comunidad (área).
2)      El entorno social exterior (viviendas, edificios, espacios verdes, centros comunitarios, etc.).
3)      Escuelas e instituciones. Servicios de administración pública. Servicios religiosos. Organización social de los habitantes. Grupos u organizaciones informales.
c) Entrevistas con habitantes de la comunidad
1)      Nombre y Apellido
2)      Edad.
3)      Actividad
4)      ¿Dónde vive?
5)      ¿Quién conforma su familia?
6)      ¿Cuáles son mis impresiones de la comunidad?
7)      ¿Sobre qué me he enojado?
8)      ¿Qué quiero mejorar?
9)      ¿Qué he aprendido en los últimos meses?
10)   ¿Estoy contento con el día?
11)   ¿Qué provecho tiene mi comunidad con mi trabajo de hoy?
12)   ¿Cuáles acuerdos he tomado y con quién?


Es importante tomar en cuenta que los habitantes son los mejores expertos con relación a sus condiciones de vida. Por lo tanto tienen cierto escepticismo frente a los “invasores”.





Bitácora de Investigación


Investigación de campo
Bitácora de Actividades Semanal 1
Día
Actividad
Riesgos / Atrasos
Lunes

6/08/18
AM 09:00 Visita a la comunidad de caficultoras de Zongolica,

AM 10:00 Llegada a las oficinas de la Organización Fondo para la Paz y presentación con el equipo de trabajo.

AM 11:00 Recorrido a 3 de las comunidades donde trabajan.

AM 12:00 Testificar una asamblea de planeación participativa con las mujeres de la comunidad.
La distancia de las comunidades a las oficinas de Fondo para la paz y de ahí al centro de Orizaba.
PM 14:00 Despedida


         Elaboro:    

Cynthia Aguilar
Aspirante Lic. Desarrollo Comunitario


Marco Teórico


Empoderamiento: un proceso complejo

Comprender el proceso de empoderamiento de las tejedoras indígenas de la Sierra de Zongolica requiere de una adecuada articulación teórica que nos permita aprehender las conquistas, transformaciones, conflictos y reveses que ellas han experimentado en el marco de su organización. Es por ello que consideramos importante traer a la discusión tres conceptos clave: individuación, empoderamiento y etnia. Éstos han sido utilizados en investigaciones sobre el medio rural y sectores populares para estudiar a fondo los casos de mujeres que han formado parte de movimientos ciudadanos, sociales o que han integrado organizaciones de mujeres desarrollando proyectos productivos, capacitándose a partir de contenidos diversos o que han atravesado por experiencias en las que han padecido discriminación por su género, así como por su extracción étnica.

Empoderamiento alude a un proceso de larga duración que permite transitar de una situación de opresión, desigualdad, discriminación, explotación o exclusión a un estado de conciencia, autodeterminación y autonomía, el cual se manifiesta en el ejercicio del poder democrático, que emana del goce pleno de sus libertades y derechos (Martínez, 2000; Zapata-Martelo et al., 2002; Lagarde, 1996). Es decir, la posibilidad de la transición depende de una serie de factores tanto internos como externos al sujeto.

Tal como lo señala Janet Gabriel Towsend (2002), el empoderamiento es un proceso que se desarrolla a lo largo del tiempo y el espacio, mas no es el resultado de una acción:
El empoderamiento tampoco es una solución [...], no ofrece resultados predecibles ni fácilmente mensurables, porque es imposible predecir qué consecuencias tendrá. Al cobrar conciencia de la gama de posibilidades a su alcance y tomar sus propias decisiones, las personas también adquieren la libertad de hacer lo que les plazca [...], lo que se ha hecho realidad para millones de mujeres en todo el mundo ha sido el énfasis que se ha dado en el ámbito mundial hacia los grupos de mujeres [... lo que] ha permitido que se den algunos cambios extraordinarios gracias a dos procesos muy importantes: juntar a las mujeres excluyendo a los hombres y crear un espacio en el que éstas pudieran fijar sus propias prioridades (Towsend, 2002: 43-44).
Es un elemento que incide en la vida de los sujetos, pues permite un ejercicio de reflexión crítica sobre su situación -ya sea por su origen étnico, de clase o de género- gracias a que han tenido acceso a una serie de conocimientos e información que les ha permitido evaluar críticamente sus condiciones de vida, pero que también les ha impulsado a actuar sobre ella y transformarla.
Recordemos que, a través de la Pedagogía del oprimido Paulo Freire (1970) expuso ideas que fueron la semilla de lo que en América Latina se conocería como empoderamiento: la necesidad de que la persona objeto trascienda a una persona sujeto y con ello modifique su entorno socioeconómico y político a través de una conciencia crítica que permita la transformación cualitativa de sus condiciones de vida.

Las acciones, las estrategias, la conciencia crítica se tejen a largo plazo; aunque también es en esa periodicidad donde se presentan los retrocesos, replanteamientos, divisiones, rompimientos y reagrupamientos.

Cuando se analiza bajo este enfoque el caso de organizaciones de mujeres y, en específico, de sus dirigentas, se alude a un proceso en construcción permanente; es decir, quienes se encuentran en él introducen gradualmente a su vida cotidiana diversos elementos que les permiten pasar de un estado de opresión a otro donde acceden a situaciones de vida en las cuales hay más respeto para ellas. Ello les posibilita trabajar de manera consciente por una mayor equidad en las relaciones que sostienen en los ámbitos próximo y lejano.

En dicho tránsito, el elemento poder juega un papel decisivo. La información, capacitación, negociación, los avances y retrocesos, la experiencia grupal, la participación política y los aprendizajes tienden a tornarse un capital valioso para las agrupaciones y, en especial, para quienes se encuentran al frente de las mismas. Sobre todo, les da la oportunidad de posicionarse de manera distinta en la escena pública, ubicarse en un sitio de menor vulnerabilidad en la red de relaciones de poder.

El empoderamiento, como proceso, no se desarrolla de una manera plana y sin reveses. La vulnerabilidad que padecen las mujeres del medio rural e indígena lo hace mucho más complejo, pues al situarse en distintos escenarios -la familia, la organización, los espacios de poder- sus experiencias y las respuestas que dan a los hechos que se les presentan tienen repercusiones distintas.

Autoras tales como Jo Rowlands (1997) señalan que una mujer o una organización de mujeres pueden experimentar el proceso de empoderamiento en tres dimensiones:
1) la personal, que implica desarrollar cambios en la autopercepción, confianza individual y capacidad, lo que posibilita liberarse de la opresión internalizada;
2) la de las relaciones cercanas, en donde se desarrollan habilidades para negociar e influenciar la naturaleza de las relaciones y la toma de decisiones al interior de éstas;
3) la colectiva, en la cual quienes se empoderan trabajan de manera coordinada con la finalidad de lograr un impacto amplio. Lo interesante de este nivel es que trasciende el poder que cada individuo puede desarrollar (Rowlands, 1997: 162).

Con frecuencia estas tres dimensiones no confluyen, pues plantean escenarios, personajes e interacciones distintas, por lo que se tejen relaciones que difieren de un espacio a otro. El empoderamiento que logre desarrollarse en el plano personal, en el de las relaciones cercanas y en el nivel colectivo, así como los avances y retrocesos que tengan lugar en cada uno de estos ámbitos, diferirán también.

Desde el enfoque del empoderamiento existen diversos tipos de poder,1 cuyos efectos en la sociedad son distintos:
a) El poder sobre, que se refiere al que una persona o grupo ejerce para lograr que otra persona o grupo haga algo en contra de su voluntad, ejecutando coerción física, económica o social. Autoras como Towsend (2002) señalan que este tipo de poder es llevado a cabo particularmente por hombres y grupos de hombres, aunque no de manera exclusiva.
b) El poder interior o poder desde dentro, que se basa en la aceptación y respeto a sí mismo, lo que facilita potenciar un amplio rango de habilidades humanas. En él se supone el desarrollo de capacidades para la reflexión, liberarse de las construcciones sociales que oprimen, generando así la capacidad de cambiar actuando y transformando. Es aquí en donde entran en juego las capacidades para aceptar y respetar a los demás como nuestros iguales (Martínez, 2000; Towsend, 2002).
 c) El poder con, que es entendido como la capacidad que posee un colectivo (empoderado) para lograr lo que no sería posible conseguir de manera individual. Puede definirse también como la conjunción e identificación de poderes con iguales que permite actuar y transformar de manera conjunta para atender problemas que afectan al colectivo. En el caso concreto de las mujeres se logra a través de la identificación de una problemática compartida (Towsend, 2002).
d) El poder para, que es la capacidad de individuos y colectivos de dirigir una nueva conciencia y capacidades desarrolladas hacia objetivos comunes a través de "la movilización para el cambio". 

Con ello se infiere la necesidad de lograr acceso en todos los niveles de la política al trabajo, a los recursos, a las decisiones, a los conocimientos y a ocupar posiciones de poder (Martínez, 2000).
Tanto en la dimensión personal como en la de las relaciones cercanas el empoderamiento posibilita transformaciones cualitativas en el sujeto y en su habilidad para negociar por relaciones más equitativas en su ámbito cercano; en buena medida ello es viable gracias al poder interior o poder desde dentro, pues fortalece la autoestima del sujeto y posibilita habilidades y capacidades fundamentales.

La racionalización y el uso del poder dependen de una estrategia de capacitación, concienciación e información externa al sujeto, pero que le impacta de manera importante, desencadenando tales aspectos. Sin embargo, dicha estrategia no garantiza el empoderamiento, ni necesariamente desencadena un proceso de reflexión autocrítica o la determinación de impulsar cambios en la situación vivida ni en el ámbito de las relaciones cercanas. En ambas dimensiones, uno de los resultados esperados es que el sujeto se libere de la opresión internalizada. ¿Cuál es el detonador de esta transformación cualitativa?

Por otra parte, el empoderamiento colectivo propicia un impacto amplio en el entorno sociopolítico y económico de los sujetos, ya que permite transformar cualitativamente y resolver problemáticas a partir de la construcción de objetivos comunes. En esta dimensión son importantes el poder con y el poder para, pues ambos conjugan la identificación de los individuos con problemas y habilidades transformadoras similares, a la vez que fortalecen la capacidad para alcanzar metas compartidas. El propósito o finalidad última de esta dimensión es trascender el poder que cada individuo puede desarrollar por separado y transformar el entorno social a partir de estrategias conjuntas, diseñadas a partir de la percepción del empoderamiento.
Conviene resaltar que liberarse de la opresión internalizada es un factor que abre las puertas al empoderamiento real de las mujeres y que, de no realizarse, lo imposibilita. Al parecer, los mecanismos a partir de los cuales ellas se relacionan con su entorno cercano tienden a frenar los cambios que ellas experimentan, ya que se subestiman y/o cuestionan las capacidades adquiridas, mermando con ello su autoestima y la percepción de sí mismas.

Por ello, entendemos que aunque los colectivos de mujeres organizadas pueden estar seriamente involucrados en un proceso de empoderamiento, en lo individual sus miembros pueden mostrar un rezago importante, ya que las transformaciones en este plano no son lo suficientemente profundas o contundentes para imponerse al retroceso marcado por las relaciones con el entorno próximo.

En la experiencia de trabajo con campesinas, algunas promotoras y promotores hemos visto las posibilidades transformadoras que las mujeres tienen en lo colectivo, así como las transformaciones graduales que ellas han generado en sus localidades y por las cuales han trabajado a través de los años. Simultáneamente, observamos que en el espacio doméstico -con sus familias nuclear y extensa, así como en la relación de pareja- los cambios cualitativos que permitan mejores condiciones de vida y relaciones más equitativas son escasos o nulos. ¿Qué es lo que falta en la dimensión del empoderamiento personal?; ¿afecta esa carencia al plano colectivo?; ¿coexisten el empoderamiento colectivo y la falta de empoderamiento personal?; ¿cuál es el efecto de esta coexistencia?

Algo está faltando en la dimensión individual que frena e inhibe al empoderamiento personal. Un elemento que puede ayudarnos a formular posibles respuestas es el concepto de individuación. Rosa Elena Bernal Díaz (2000: 100) lo define como un proceso de conformación de identidad personal, producto de la reflexión a nivel individual, donde el sujeto debe desarrollar y enriquecer tres aspectos fundamentales:
a) ser responsable de sí mismo;
b) tener un proyecto de vida propio; y
c) actuar reflexivamente frente a la realidad u orden social.

¿Cuál es el impacto de la individuación en la identidad de género tradicional? En principio, podemos señalar que redefine los ejes más importantes que determinan la identidad de género al impulsar al sujeto -en este caso, las mujeres de clases populares y/o del medio rural e indígena- a asumir el control de sus vidas y a trabajar para conseguir un beneficio propio (el proyecto personal).

Es innegable la dificultad que la individuación encierra en sí misma, ya que estamos hablando de una transformación y maduración personales que a todas luces van a contracorriente, pues por lo regular las necesidades de las mujeres quedan relegadas, ya que uno de los elementos fundamentales de la socialización de género consiste en que son construidas como un ser para otros y no para sí. Es decir, se le da prioridad a los requerimientos de los demás y no a los propios. Avanzar en sentido opuesto a este principio fundamental implica un ejercicio de deconstrucción que puede llevar años, debido a que cuando el proceso comienza a incidir en su concepción de sí mismas para replantear el rumbo de sus vidas, también genera transformaciones importantes y rupturas con la identidad de género tradicional, las cuales son resultado de la acumulación de experiencias que gradualmente modifican una forma de ser y estar en el mundo (Bernal, 2000: 106). De lo anterior inferimos que la individuación es también un proceso de larga duración que se encuentra en revisión continua por parte de la persona que la experimenta.
Entenderse sujeto y mujer desde otro punto de vista, así como romper con la identidad de género tradicional, lleva hacia prácticas re-socializadoras en el quehacer cotidiano. Es decir, a redistribuir las tareas domésticas, negociar desde una perspectiva distinta con la pareja y la familia, posicionarse en el ámbito público con la finalidad de alcanzar los proyectos de vida propuestos.

Ahora bien, ¿cuál es el vínculo entre empoderamiento e individuación?; ¿cómo se relacionan ambos conceptos? El empoderamiento personal es posible cuando el sujeto se percibe a sí mismo con la responsabilidad y el derecho de decidir sobre sí mismo, así como con la libertad de elegir y seguir sus propios proyectos. Es decir, si no hay un cambio de fondo en la autopercepción del sujeto, difícilmente estará despejado el camino hacia el empoderamiento personal.
Asimismo, el que corresponde a las relaciones cercanas se fortalece cuando el sujeto desarrolla la capacidad y libertad de decisión sobre el conjunto de hechos que harán realidad su proyecto de vida. El sitio que ocupe al interior de las relaciones de poder en el proceso de negociación dentro del ámbito de las relaciones cercanas permitirá fortalecer la nueva percepción que la persona tiene de sí misma. El proceso de individuación influye en la deconstrucción y transformación de la identidad de género, lo cual favorece la resocialización y refuerza el empoderamiento en lo colectivo.

En la dimensión personal no es posible el empoderamiento sin un proceso de individuación en donde el sujeto haya integrado a su identidad de género aquellos contenidos externos que le permitan lograr cambios cualitativos importantes y fortalecer sus habilidades de negociación, influencia y toma de decisiones, transformando con ello sus relaciones cercanas.
El vínculo entre empoderamiento e individuación nos brinda la posibilidad de explicarnos por qué algunas mujeres vinculadas a procesos organizativos y a la vida política de sus localidades parecen estar empoderadas parcialmente. Es compleja la apropiación de nuevos elementos para incluirlos en la vida propia, pero es más complejo aún comprometerse con ellos y luchar por sus proyectos individuales. Este es un proceso que lleva años y que no siempre culmina de manera exitosa.

Etnia y empoderamiento en la Sierra de Zongolica, Veracruz

La Sierra de Zongolica es un área sociocultural y geográfica ubicada en la zona centro suroeste del estado de Veracruz, en la región conocida como las Altas Montañas. Es uno de los principales núcleos de la cultura náhua en el oriente de México y comprende una porción de la Sierra Madre Oriental; está conformada por trece municipios de reducida superficie, habitados en su gran mayoría por población indígena de origen náhua. Sus paisajes naturales son diversos y variadas especies de vegetación florecen en un declive escabroso que va de los tres mil a los doscientos metros sobre el nivel del mar.

En la parte norte de la serranía, en la zona fría, se localiza la masa forestal más importante de la región, que cubre los municipios de Soledad Atzompa, Tlaquilpa y Atlahuilco. Aquí el uso del suelo se inclina hacia la explotación forestal y al cultivo en pequeña escala. Se siembra maíz combinado con cultivos de invierno (haba, chícharo y lenteja) y algunos frutales para consumo local, principalmente: ciruela, durazno y manzana. Los rendimientos en los cultivos son en general pobres; de allí que entre las estrategias de subsistencia adoptadas por los habitantes destaque la explotación del bosque para "la producción de carbón, tablones y muebles rústicos; el trabajo a jornal en los cañaverales y cafetales de la franja central veracruzana, [y] la ocupación en la industria de la construcción en el sector informal de las ciudades medias de la entidad" (Rodríguez, 2003: 26), así como la migración de hombres y mujeres hacia la ciudad de México y los Estados Unidos.

Desde la década de 1990, el trabajo artesanal ha cobrado relevancia gracias a la instrumentación de diversos proyectos productivos y culturales cuyo objetivo ha sido contribuir al ingreso de las familias indígenas a través del autoempleo de las mujeres, permitiéndoles obtener una entrada que complementa las labores anteriormente descritas y que favorece la continuidad y resignificación de las tareas textiles y alfareras.

ONG´s Cafetaleras

Organizaciones de la sociedad civil trabajan con 24 localidades Nahuas de la Sierra Zongolica, dentro de estas localidades 8 han estado participando desde 2014 con el proyecto de café, logrando posicionar su café en el mercado nacional e internacional como pergamino de especialidad. Para 2017 se integran 10 nuevas localidades en el proyecto de café e inician su proceso de desarrollo y fortalecimiento de capacidades relacionados con la producción de café.
Las 8 localidades que inician con café son: Ahuatepec, Atempa, Atlajco, Coxititla, Mitepec, Popocatepec, Poxcautla y Oxtotitla, del municipio de Tequila, Veracruz.

Con estas localidades se ha trabajado en proyectos diferentes derivados de las planeaciones participativas, enfocados en procesos de organización comunitaria, reconocimiento de su territorio por medio de diferentes herramientas, identificación de problemáticas y árbol de problemas. Los proyectos derivados en estas localidades se han enfocado en parte al bienestar e infraestructura en vivienda: cisternas de captación y almacenamiento de agua de lluvia, estufas ecológicas ahorradoras de leña y sanitarios secos. Se han realizado proyectos donde se entregaron insumos para construcción de granjas de aves, borregos, cabras, y huertos familiares, todo con la finalidad de incrementar la calidad de la alimentación.

En varias localidades se han hecho obras de infraestructura escolar con construcción o rehabilitación de aulas de preescolar, primaria y secundaria. Y se ha seguido un proceso de acompañamiento durante varios años para lograr alcanzar las metas que se proponen.
Cada localidad tiene una red de promotoras comunitarias que son las responsables de dar a conocer los alcances del proyecto. Las promotoras comunitarias conforman el grupo de trabajo con Técnicos comunitarios para identificar los puntos de trabajo y realizar las herramientas necesarias para definir las metas y los alcances; estas promotoras trabajan con 4 a 10 familias a las que les presenta los avances y con quienes trabajan para llevar sus puntos de vista ante las sesiones.

Las comunidades tienen un enfoque participativo y de cooperación para lograr metas y objetivos. Las promotoras comunitarias actúan como líderes en su comunidad, y son quienes seleccionan a las familias que estarán participando en los diferentes proyectos en conjunto con los técnicos comunitarios, y esta selección se basa en la participación que tienen dentro de su comunidad en general.

Cuando se identifica un proyecto particular, se identifican a los líderes para el mismo y trabajamos con ellos de forma tal que sean integrantes de esta red y puedan extender lo que se ve a más participantes.

Presentación multimedia y exposición de resultados

Actividad 2:  Presentación multimedia y exposición de resultados La presentación completa se puede ver Aquí